jueves, 30 de diciembre de 2010

Sepanló

¿En la estación de Vicente López hay un árbol de moras.

Está casi pegado al puente que cruza las vías.

A veces la gente saca las moras desde la escalera
de hierro, o desde el puente.

Pero visto desde abajo, el árbol hace un efecto
"sauce con frutos rojos".















¿Será una humorada de Trenes de Buenos Aires, para jugar con la palabra demoras o una mera coincidencia?

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Pirincho y sus efectos colaterales

Sí señores. Sí señoras. Pirincho, el ingeniero verdulero, no sólo canta los totales de cada compra junto con su correspondiente significado en la quiniela; no sólo usa su inteligencia para recomendar números a sus amigos y hacerles ganar. Además, tiene efectos extraños en las clientas.

¿Que a qué me refiero?

No me van a creer, porque es poco verosímil. No se los contaría, porque se que van a pensar que lo inventé. Pero no. Les juro que es real. Y es tan interesante que aunque mis historias pierdan credibilidad, voy a tener que contárselos igual.

Pirincho estimula la creatividad verbal de las señoras de Vicente López. ¿Cómo lo hace? No se. Pero cuando hablan con él, las señoras vestidas elegantemente y bajadas de bellos y radiantes autos, usan un lenguaje diferente al que uno les escucha emplear en el resto de las ocasiones.

Por ejemplo un caso sobre la seguridad:
-¿Está segura señora que se queda un minuto estacionada ahí? ¡Mire que pasa el 21 y le lleva el espejo eh!
- ¡Seguro segurola Pirincho! - Contesta una en lugar de decir con distinción (y algo indignada): - ¡Desde ya que estoy segura señor!

O bien sobre los transportes y la cocina:
- ¿Porqué no estaciona mejor que la va a agarrar el 161? Miré ahí viene.
- Ay gracias Pirincho, ya lo acomodo, no sea cosa que me agarre el bondiola - Responde otra clienta en vez de decir: - Muy amable señor, voy a reubicar el auto, si lo llegara a chocar el colectivo le daría un disgusto a mi marido porque el arreglo sale una fortuna.

En fin... gracias Ingeniero Pirincho por la creatividad.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Puertas chorreadas

¿Podrá pasar por ése espacio una
puerta licuificada ante una ola
de calor repentino?
Un misterio. Un miedo. Aparecieron tres puertas chorreadas en el primer piso. No son las nuestras. Son las de Mamá C y sus hijos.

Chorrean algo viscoso. En el medio de la puerta, en la cerradura o al azar, por la mitad. ¿Será Barniz? ¿O será que el calor ahora también derrite la madera?

¿Estaremos ante la posibilidad de que las puertas se ablanden como manteca y se escurran goteando debajo de los pisos flotantes (originales) viejos y astillados?

martes, 14 de diciembre de 2010

Camisa

Llega Sereno a casa y comenta con Abi: "Cuando entré al edificio, tenía adelante una persona con camisa de jean clara, pantalones y el pelo rubio, corto, atado. No sabía quién era, pero me hizo acordar a Uma Thurman en Kill Bill 2. Cuando se subió al asensor y me miró por el rectángulo abierto de la puerta, me di cuenta: Era Kika"

Yo lo escuchaba y pensaba: ¡Kika nunca una pollera eh!

sábado, 11 de diciembre de 2010

Receta

Uno de los ángeles del Dr. G habla con Abi en el pasillo del primer piso. Han mermado las cucarachas, dice, desde que prepara una mezcla de harina, azucar y ácido bórico.

-Lo mezclás, lo ponés en tapitas de gaseosa en diferentes lugares y listo. Mi sobrino me dijo que han mermado mucho y me pregunta que qué hice. Esta receta es la única que funciona.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Otra vez agua

OC y su novia entran al edificio. Ella se apura, no tiene piloto ni paraguas, va poco mojada y llega antes que él. Él va tranquilo, empapado, camina descalzo por calles y veredas mojadas zapatos en mano.

Si, la lluvia mojó las fotos que tenía de ellos. ¿Pueden creerlo?














Si quiere saber más sobre OC (y su novia) puede hacer click aquí

martes, 23 de noviembre de 2010

¿Falta de espacio, comodidad, o más mensajes mafiosos?

Después del episodio del robo de la cadena de la bicicleta de Cora, Abi consiguió la llave de un cuartito que hay  en planta baja. En ese cuartito, el portero guarda sus elementos de limpieza y OC guarda su bicicleta. No es un gran espacio pero, con algo de buena voluntad, desde el día de aquel primer mensaje mafioso también entra la bicicleta de Cora (con cadena nueva).

La ultima vez que vino Cora, Abi baja a abrirle y juntas van hacia el cuartito de planta baja. Abren la puerta y se encuentran con que además de las cosas del portero y de la bicicleta de OC, hay un colchón de somier tamaño Queen. El colchón está embalado, está nuevo, recién llegado.

Esta vez, hizo falta mucha buena voluntad y unas cuantas maniobras para que entrara la bici de Cora. Cuando se fue Cora ése día y abrieron la puerta del cuartito, ya no estaba la bici de OC.

Abi dice que sólo tres personas tienen la llave de ése cuartito: OC, el portero (que ése día no vino) y ella misma.

¿OC compró nuevo colchón para sorprender a su novia? ¿Su novia quiere sorprenderlo a él y mientras recepciona en el salón de belleza guardó el colchón ahí? ¿Alguien más tiene la llave y no quiere que en ése lugar se guarden bicicletas más que la de OC? ¿O es OC mismo que por alguna razón que se me escapa no quiere compartir ése lugar?

Probablemente no sea más que una nueva forma de su desorden.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Después de la lluvia

El viento sopló, el sol salió y el fin de semana las veredas, los cafés, los bares y los negocios se llenaron de gente.

En Delicity (un cafecito que está al lado del Café de París) dos hombres charlan sentados a una mesa en la vereda. Les calculo algo más de 50 años.

Uno le dice al otro, en voz alta (Clarín abierto en mano): "Esto termina mal. Termina con una hiper o con una explosión. Va a ser un bananerismo total. O... o... no sé."

domingo, 14 de noviembre de 2010

Y después, la lluvia

No fue una lluvia torrencial. Fue una lluvia tímida. Muy medida.
Apenas salpicó un poco la regadera.
Y otro poco una tela de araña que hay en la maceta que está frente a la mía.
Otras gotas mínimas cayeron sobre estas hojas en mi maceta.
Pero esas pocas gotas fueron suficientes para que algunos bichos entraran
a la casa. Miren lo que Abi encontró en el living.

martes, 9 de noviembre de 2010

Calor

Esta foto no la saqué el domingo a
a la noche, pero sepan que es parte
de nuestra bella terraza.

El domingo hizo mucho, mucho, mucho calor. Yo me quedé en el balcón, pero Abi, Sereno y Otto salieron. Cuando volvieron ya era de noche y subimos todos a la terraza. Corría un aire casi aliviante, la noche estaba clara todavía y se recortaba perfecta una uña finita de luna creciente.

Abi se abstrajo. Mientras volvía a la realidad comentó con Sereno que esa tarde se había sentido como en una película de Lucrecia Martel.

Creo que la terraza tiene
detalles poéticos como por
ejemplo, esta canilla.

Habían estado en el jardín de su madre. Otto en malla jugando con la manguera abierta sobre la laja caliente. Abuela (de Abi) levantándose para llamar a su casa (en donde vive sola) para avisar que estaba allí (y no allá, en su casa). Padre (de Abi) yendo a dormir la siesta, hermana jugando con sobrina a vestirse con ropa de cuando eran chicas las que ahora son grandes, buscando un traje de baño para que sobrina acompañe a Otto con la manguera sobre la laja, resignándose y saliendo a mojarse en bombacha propia y musculosa prestada. Madre terminando el pote de helado, rodete alto, ofreciendo café (otra vez).

-Sí sí- dijo Sereno- todo eso, pero sobre todo, el calor.






lunes, 1 de noviembre de 2010

Milanesas

No me animé a dibujarle las orejas
Kika escucha que en La Bola de Oro tiernizan las milanesas a las dos de la mañana. Parece que están desbordados por la demanda.

Qué difícil vivir con ése oído.





Si recién encontró este blog y quiere saber
qué más escucha Kika, haga click aquí

miércoles, 27 de octubre de 2010

Sin palabras

Esta mañana Abi y Otto salieron a caminar un rato. A disfrutar de las veredas vacías. El Café de París cerrado. La Bola de Oro cerrada, los kioscos, la farmacia, la fábrica de pastas... todo cerrado.

Sereno y yo nos quedamos por las dudas que pasara el censista. 

Pasaron pocos minutos. Abi está acá abajo. Otto no se decide sobre si ir hacia las vías o hacia arriba. Suena el celular de Abi. Es Sereno. Le dice que murió Kirchner. Abi no lo puede creer. Habla fuerte. No lo puede creer.

Un hombre está estacionando un auto a pocos metros de ella. Está en un Honda Fit  y tiene anteojos oscuros. Mientras estaciona, mira a Abi (que le dice a Sereno que no lo puede creer) y asiente sonriente.

Cuando Abi corta la comunicación, el hombre se baja del auto y dice: "Si si, es cierto, murió Kirchner. Ahora falta que se muera la mujer."

Abi no le pudo decir nada. 

martes, 26 de octubre de 2010

Mamá C: sus encierros, sus escapes

Balcón
Mamá C está en el balcón. Un balcón cercado por una red (¿para que no se escape el gato?). Está sentada. Al lado, unas plantas. Al lado, el gato. Un gato peludo color marrón claro y blanco.

Empieza a caer la lluvia. Mamá C quiere entrar. Pero no puede. Golpea la puerta y grita: "Abrime la puerta, abrime la puerta, abrime la puerta".

Sigue golpeando.

Después de 10 minutos parece que alguien le abre la puerta (o por alguna otra razon deja de golpear y gritar).

Hall de entrada
Está a punto de empezar una reunión de consorcio. Llega Roberto C con Mamá C del brazo.
-Ya vengo- dice él.

Entran al ascensor. Se escucha que se abre la puerta de un departamento. Se escucha que se cierra la puerta de un departamento.

Llega Roberto C por la escalera al hall. Empieza la reunión. A los cinco minutos, se escuchan golpes violentos desde una puerta del primer piso. Se hace silencio en el hall. Los que saben miran de reojo sin mirar a nadie (pupilas a la derecha, pupilas a la izquierda). Los que no saben, miran de frente y preguntan qué pasa.

Roberto dice que ya viene y se apura por la escalera.

Aire
Sale Abi con Otto. Mamá C está en el hall. Comentan sobre el robo de la cadena de la bicicleta. Mamá C parece no escucharla, pero la acompaña hasta la puerta. Cuando Abi está saliendo, Mamá C se apura y le pregunta: -¿Puedo salir? Quiero ver un poco el aire.

Vereda
5 de la tarde de un día de primavera. Mama C en la vereda. Sale la secretaria del Dr.G, la ve y la saluda.
6 de la tarde del mismo día. Mama C en la vereda. Sale la secretaria del Dr.G, la ve y la saluda (otra vez)
7 de la tarde. Mismo día. Mama C en la vereda. Sale la secretaria del Dr.G, la ve y le dice:
-¿Todavía usted acá?
-Si -dice ella- estoy esperando a mi hijo.
Aquí la tienen.
-¡Vamos- dice la otra- usted está esperando que la primavera le traiga un novio!

Llaves
Mamá C sale del ascensor. Abi está entrando y le pregunta si quiere que le deje la puerta abierta.
Ella dice: -No gracias, tengo llaves.
Lo dice mientras la mira sonriente y triunfante (los ojos achinaditos miran hacia la izquierda y hacia arriba) y le muestra las llaves. (¡¿?!)

Charla
Abi y Mamá Nicomio charlan en la vereda. Mamá C está a escasos 20 metros. Las mira.

Llega Graciela, su hija. Mirando para abajo le dice:
-Vamos mamá, vamos a caminar.
-No, no- le dice ella- me quiero quedar acá.

Muñeca

Un día
Pasa Abi con Ottito y Mamá C dice:
-Qué preciosura, una muñeca.
-Es un varón señora- contesta Abi.

Otro día
Pasa Abi con Ottito y Mamá C dice: 
-Qué preciosura, una muñeca. 
-Es un varón señora- contesta Abi.

Y así sucesivamente.

(Pero) Ootro día:
Pasa Abi con Ottito y Mamá C dice:
-Qué preciosura, una muñeca.
-Gracias- contesta Abi.
-¿Cómo se llama?- pregunta Mama C.
-Otto, enfatiza Abi
-Ah! ¡¡¿¿Pero es un varón??!!!

Entonces...
Pasa Abi con Ottito y Mamá C dice:
-Qué preciosura, una muñeca
-Gracias- dice Abi.
-Ah! ¡No! Cierto que es un varón y yo siempre me lo confundo con una nena- recuerda Mama C.

Pero no.
Pasa Abi con Ottito y Mama C dice:
-Qué preciosura, una muñeca.

jueves, 21 de octubre de 2010

¿La Rusa pinta paredes o qué?

Esto se puede leer claramente en una pared de Roca al 900

Muchos pasan caminando por esa misma vereda y ni reparan en la inscripción.

Pero hay que mirar desde enfrente. 

¿Habrá un club de fans de La Rusa o será ella misma la que pinta?

(Si recién encontró este blog y quiere saber más sobre La Rusa y no hizo click en "La Rusa" arriba ni aca a la izquierda, puede hacar click aquí).

sábado, 16 de octubre de 2010

El pianista, OC y su novia

Aquí OC
OC y su novia están sentados en una de las mesas de la vereda del Café de París. Es sábado o domingo y el pianista está terminando su repertorio. OC se levanta y se acerca al piano. Habla con el pianista. Después se levanta el pianista, OC se sienta al piano y toca para su novia, que sonríe desde la mesa.

Aquí su novia

martes, 12 de octubre de 2010

Robo (¿y mensaje mafioso?)

Nota que aparece ahora en PB.
Cora cuida a Ottito cuando Abi se va. Cora llega, a veces, en bicicleta. Cora deja la bicicleta en la planta baja del edificio. Se queda tres horas y se va (en bici).


Esta vez se quedó dos horas y media. Salió Abi y yo también salí a dar una vuelta. La bicicleta es de paseo, verde oscuro y muy vieja. Tiene un candado de moto: una cadena muy gruesa cubierta con un plástico transparente y un candado muy grande que une ambas puntas.

Cora no ata la bicicleta, quién se la va a robar ahí, del lado de adentro de la puerta. 

Y lo cierto es que no se robaron la bicicleta, ni robaron el candado de la bicicleta. Se robaron la cadena: el dispositivo que une el movimiento de los pedales con el de las ruedas. 

Qué mal tino salir justo hoy que tenía que ver al ladrón. Pero me pregunto también:¿Lo habría visto entrar y salir si me quedaba? ¿O se trata de alguien que estaba adentro del edificio y sin salir ni entrar desde la vereda, salió de su departamento, sacó la cadena, entró en su departamento y se la guardó a la espera de una reacción?

Cora dice que la cadena estaba tan (o más) oxidada que el resto de la bicicleta. 

¿Ratero al paso o mensaje mafioso? 

viernes, 8 de octubre de 2010

El fizgón fue descubierto

Fui sorprendido. Fui observado por un vecino muy cercano sin que me diera cuenta.  

El martes noté que tenía un nuevo seguidor. Cuando hice click para investigar quién era y así pensar de dónde podría haber llegado, me encontré con un bello y flamante blog que escribe una mamá primeriza. 


No tuve tiempo de leer nada en ése momento (estaba tratando de no perderme una acalorada discusión política entre seis señoras mayores con muchas cirugías y un señor de anteojos y traje verde), pero esa noche (cuando ya acá abajo no pasaba nadie y podía sumergirme en las profundidades bloggeras tranquilo de no perderme nada) fui a ver ése blog otra vez sobre todo porque me atrajo el diseño y el nombre.

Leí las notas de la más vieja a la más nueva. Y fue ahí que descubrí que la vecina de acá arriba me conocía, me leía y hasta se había sentido tan inspirada por mí que había decidido escribir un blog.

Con ustedes, Mamá Nicomio (hagan click sobre Mamá Nicomio para ir a ver su blog). Se trata de la mamá del nuevo vecinito, de quien hablé en El salón de belleza 


Debo agregar que recomiendo la lectura de Mamá Nicomio. He leído varios blogs que versan sobre la maternidad, pero sinceramente, éste es el que más me gustó. Claro, corto, conciso y nuevito. 

lunes, 4 de octubre de 2010

El Ingeniero Pirincho

Con ustedes, Pirincho.
Pirincho es el apodo de uno de los verduleros. Es uno de los más viejos. Flaco, con bigotes largos hasta su labio inferior, sin dientes y el más ocurrente. Cuando alguien pregunta ¿Cuánto es? él responde el total de la cuenta y acompaña con el significado de los números en la quiniela.

Por ejemplo, si son veintidós pesos, él dice: -Dos, dos: los patitoooos. Si son cincuenta y cuatro, él dice: -Cinco, cuatro: la vacaaaa.

Pirincho está parado comiendo una mandarina. Apenas gasta energía en llevarse los gajos a la boca y masticar. No mueve un sólo músculo que no esté implicado en esa acción.

En eso se acerca una voz entusiasta que grita desde enfrente:

-¡Salió el 28! ¡Salió el 28!

No lo conozco. Está contento. Sonríe. Es oscuro, grande, gordo, tiene rulos, algo de barba y gotas de transpiración por toda la cara.  Por su chaleco anaranjado, supongo que es uno de los cuidadores del estacionamiento que está pegado a las vías, frente a la verdulería.

Y aquí, Puchero.
Todos los verduleros lo van saludando:
-¡Hola Puchero!
-¿Qué hacés Puchero?
-¿Ganaste algo Puchero?

Pirincho no se mueve de donde está, sigue comiendo su mandarina, no sonríe, no dice nada. Come mandarina y ahora también mira.

Puchero llega hasta donde está Pirincho y le dice:
-¡Jugué al 28 porque me dijiste que iba a salir y salió!
- ¿Cuánto ganaste Puchero?- le pregunta el flaco desde atrás de los bigotes que tapan su boca sin dientes.
-¡Cincuenta, todavía no fui a cobrar!- contesta el gordo que cierra la escena sentenciando:  -Pirincho, usted no es Pirincho, usted es el ingeniero Pirincho.

Y allí el ingeniero hace su gesto más esforzado. Sin reírse, asiente y al mismo tiempo se inclina hacia adelante en reverencia, como recibiendo aplausos.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

lunes, 27 de septiembre de 2010

Nuevo Café

Además de brotes, flores y adolescentes florecientes, la primavera nos trajo una inauguración. Abrió un nuevo café. Promete (y cumple) las mejores medias lunas y la mejor atención en la zona. "Es más caro", sube un rumor desde la puerta edificio hacia mi balcón. Pero hablan de él en el salón de belleza, en la verdulería, en el kiosko, en la farmacia, en la librería y en la fábrica de pastas.

Está justo en la esquina siguiente al Café de París y el 21 de septiembre estuvo lleno. Tiene bellas mesas y sillas en la vereda con calefacción incluida (si, calefacción en la vereda, algo raro por estos lares). Pero lo mejor es su nombre: "La Vicente López"

¿Estará ese nombre augurando una compañera para este enano solitario? No se.

¿Dará "La Vicente López" un golpe al negocio del Café de París y la Bola de Oro? Hagan sus apuestas.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Era sábado a la noche

Ocho pe eme.

Baja Abi con un tapado en la mano. Se lo presta a su hermana que se va a un casamiento.

Bajan OC y su nueva novia (recepcionista del salón de belleza). Bien arreglados y perfumados.

Baja Roberto C.

Baja uno de los hijos de Kika. Sale con su novia.

Todos se cuzan 08:02 PM acá abajo, en la entrada del edificio.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Los hermanos sean unidos

Porque esa es la ley primera;
Tengan unión verdadera
En cualquier tiempo que sea,
Porque si entre ellos pelean


Los devoran los de ajuera.
Martín Fierro

Los hermanos C viven al lado. O más bien, nos tienen rodeados. Y no crean que eso es todo. Hay alguien más que los convoca, alguien que hace que ellos se reúnan acá al lado: Mamá C.

Roberto siempre fue vecino nuestro. Pero el departamento en que hoy vive su madre y de tanto en tanto también su hermana, estuvo vacío mucho tiempo. Antes de eso vivía un discreto ex-policía cuya presencia acá al lado podríamos nunca haber notado de no ser porque le gustaba socializar.

Mamá C dice que Graciela es malísma y que Roberto es buenísimo; que Graciela es tonta y que Roberto es tan inteligente. 

La escucho charlar con los vecinos acá abajo cuando sale a tomar aire. A mamá C no le dan llaves, pero a veces alguien cierra sin llave la puerta del departamento y se va. Cuando se queda sola, mamá C abre la puerta, la traba con un papelito para poder volver a entrar, baja la escalera y espera al lado de la puerta que alguien entre o salga para poder pisar la vereda, respirar el aire de afuera y charlar con los que pasen. 

Cuando ya tomó aire y ya charló con la gente, espera que algún vecino vuelva a abrir la puerta del edificio, entra, sube, saca el papelito, entra en su departamento y cierra la puerta. 

Pero a veces alguien se va y cierra la puerta con llave. Entonces mamá C se queda pegada a la puerta de su departamento. Los golpes se escuchan en todo el edificio. Quiere salir. 

Cuando llega su hija más tarde a abrirle la puerta, se escuchan los gritos, los insultos, las amenazas. 

Después todo se calma. Miran Tinelli y cenan. Roberto llega después de la cena. Vuelven a oirse los gritos. Ahora son los hermanos. Que las pastillas, que las llaves, que el vaso de agua, que qué querés que haga, que a mí no me hables así. Entre cinco y quince minutos de gritos entre hermanos, sobre el murmullo de fondo de la tele.

Portazo uno. Roberto sale de la casa de su madre. Portazo dos. Roberto entra en su casa. 

Vuelve a escucharse Tinelli del otro lado de la medianera (¿Estarán en vivo acá al lado y yo nunca me di cuenta?). A veces en esa instancia madre e hija vuelven a pelearse. Cuando no está Graciela, ni a Tinelli se escucha. 

Si es como decía Martín Fierro, me pregunto quién podrá devorarse a estos hermanos que tanto se pelean. 

Bueno, quizá el perro ése que tenía Roberto, que cuando era cachorro dejaban sólo todo el día y se la pasaba aullando de tristeza. 

sábado, 4 de septiembre de 2010

Yo los vi primero

OC y la chica del salón de belleza caminan juntos de la mano por la calle Roca hacia el río.


martes, 31 de agosto de 2010

Surrealismos cómicos (o casi)

El hombre desbordado
Una tarde de viernes casi lluviosa me cuelo en el cochecito de Otto y voy al super (con Abi y Otto, claro).

En el frío pasillo de lácteos, noto un hombre de unos 45 años con tres hijas mujeres de entre 8 y 3 años (cuanto más chicas, más lindas). Las dos más chicas pelean entre sí y la mayor busca y encuentra diferentes formas para hacer que el padre compre lo que ella quiere.

De las 50 cajas que tiene el super, sólo dos están habilitadas para envío a domicilio y hay dos colas muy largas de gente con carros muy cargados. El último en una de esas filas es el padre con sus hijas. Alto, gordo, con pantalón de gabardina, camisa a cuadros y sueter escote en V amarillo. También tiene anteojos y mucho pelo (castaño).

Abi pide que abran otra caja para envío. El encargado de envíos le dice: "Sí, claro, pero mientras tanto puede pasar por la caja de al lado que ahí podemos hacer el envío también".

Abi va con Otto en un brazo y con el otro intenta empujar el carro, pero en cuanto el padre de las chicas escucha que en la caja de al lado pueden hacerse envíos le reclama: "Dejame pasar a mí, hace media hora que estoy esperando."

El portero eléctrico descompuesto
Volvemos a casa. Nos encontramos con un cartel en la lista de timbres que dice: "No anda el portero eléctrico, toque timbre que lo escuchamos y espere que bajemos a abrirle".

Sí. Todo eso dice el cartel y el aviso parece aplicar a todos los departamentos.

Cuando llego a mi balcón (que en esta tarde casi lluviosa está húmedo), Ottito ya está jugando en el piso con Abi.

Pasan cinco minutos. Suena el timbre.

Con cara de qué rápido, Abi se apura a ponerse un zapato. Abre la puerta del balcón saltando en una pata y grita (con tono algo desesperado): -¡Ya bajoooo!.
-Señora vine a arreglar el portero eléctrico, veo que escuchó el timbre- le responden desde la vereda.

El envío del supermercado
Pasan 15 minutos más. Suena el teléfono. Llaman del supermercado porque tocan el timbre y nadie contesta. Baja Abi con Ottito en brazos para abrir la puerta a los que traen la compra.

Allí va a encontrarse con la siguiente escena: La puerta abierta de par en par. El cadete parado en el límite entre el adentro y el afuera (como si la puerta estuviera cerrada o bien hubiera un láser letal que le impidiera cruzar). Las manos del cadete en el marco superior de la puerta, como colgándose, como descansando (era alto, si). Las cajas de la compra en el piso al lado de sus piés. El técnico se fue. El portero eléctrico ya ni suena (si antes sonaba pero no se escuchaba la voz que respondía, ahora ni suena).

El fumigador
Mañana del sábado siguiente. Veo entrar al fumigador al edificio alrededor de las 9.30. Abi y Sereno empiezan a vaciar las alacenas y alrededor de las 10 ponen un cartel al lado del timbre que indica que no anda, que por favor golpee la puerta. Sí, el timbre del departamento (el timbre que está al lado de la puerta del departamento de Abi y Sereno) tampoco anda.

Son las 11 y no pasó el fumigador. Abi no escuchó las puertas de los vecinos, ni al fumigador hablar en los pasillos. Le pregunta a las chicas del salón de belleza. Le dicen que ya se fue. Pasó más temprano. Y si. Yo lo vi. 10.20 salió.

Abi consigue el teléfono del fumigador y le pide que vuelva.

Pasa una media hora. Suena el portero eléctrico.

-¿Fumigador?
- No señora el técnico del portero eléctrico

Las empanadas
Llega el fumigador y una vez hecho el trabajo, (no se si por rutina o por devolverle a Abi y a Sereno la amabilidad de haberlo llamado para que volviera) recomienda enfáticamente que dejen todo fuera de las alacenas por 24 horas.

No se puede cocinar. Piden empanadas.

Suena portero eléctrico.

- ¿Empanadas?
- No señora, el técnico del portero eléctrico.
- Ah!, mire que estoy esperando empanadas eh! ¿Me los manda cuando llegan?
- No señora, ahora me voy a probar arriba.

Abi cuelga el portero eléctrico con cierto énfasis mientras dice: -Estos nos vienen amagando desde ayer.


Suena el portero eléctrico. 

- ¿Empanadas?
- No señora, el técnico del portero eléctrico, cuelgue bien el aparato que se escucha todo.

El puño sobre la madera
Vuelven a llamar a la casa de empanadas a ver qué pasa.

- Ya va el chico señora.

Pasan 2 minutos. Se escucha toc-toc: Un puño sobre la madera.

Acá abajo, el técnico del portero electrico se fue. La puerta del edificio abierta de par en par. Arriba Abi sacó el cartel (que no vio el fumigador) indicando que el timbre no funciona.

-¡De a pizzería señora!- Dice la voz del otro lado de la puerta.
- ¿Tocaste el timbre y nadie te contestó?
- Ah... no... ni vi el timbre, vi la puerta abierta abajo, subí y golpeé esta puerta directamente.

El bello (¿?) final
Abi llora de risa (paquete de empanadas en mano) frente a la puerta abierta de su casa. A su alrededor, cacerolas que nunca usa sobre el escritorio; paquetes de arroz, polenta y latas en el sillón; en las sillas platos, tazas y cubiertos; cajones de cocina apilados sobre el piso del living.

lunes, 23 de agosto de 2010

Más arte sobre ruedas

¿Les queda alguna duda de que este barrio está plagado de artistas que trabajan sobre autos, camiones y todo tipo de vehículos?














Si tienen dudas miren de cerca esta obra de arte.
Yo nunca vi tanta creatividad. ¿Ustedes?















lunes, 16 de agosto de 2010

La Rusa

He aquí la Rusa.
La Rusa es mi vecina preferida desde que la vi hablando desde la vereda con su hija mayor que estaba en el balcón del segundo piso.

Parada acá abajo de mi balcón, cuello hacia arriba, gorro andino de lana, piloto beije a cuadros (aunque no llueve) y abajo alguna ropa hippie-hippie (no hippie-chic, hippie-hippie).

Tendrá cerca de 40 años, es (como imaginarán) blanquecina y rubicunda y sus ojos (si bien no verdes, ni celestes) son claros. No imaginen a Sharapova, es mas bien baja y de facciones duras. Imaginen algún que otro lunar.

Por épocas está y por épocas se va y se instala allí un pequeño estudio jurídico. Cuando está, el aireyluz se llena de risas y llantos y no ha faltado ocasión en que los pasillos hayan tenido globos o alguna otra decoración (su segunda hija nació acá y hubo carteles de bienvenida en diferentes idiomas).

Su marido es argentino, flaco, alto, pelado de pelo largo blanco con barba muy crecida y canosa. Siempre en jeans y ojotas o franciscanas, bolso andino cruzado. ¿Filósofo? ¿Escritor? ¿Antropólogo? Hasta ahora no he podido averiguarlo.

A las reuniones de consorcio asiste su suegro, que se parece a los de mi club (enanos de jardín), por su boina, su estatura, su panza y su barba de Papá Noel. Pero no, no es siquiera un gnomo. Es un hombre, quizá no uno cualquiera, pero hombre al fin.


La rusa maneja una camioneta vieja que se parece a estas que muestra la foto. Las chicas van atrás (vestidas con estilo hippie-hippie con toques andinos), su marido de acompañante. 


Si algo no anda, baja el marido, abre la parte de atrás de la camioneta (en donde está el motor) hace que mira, no sabe qué hacer y (sin que él la llame) baja ella de la camioneta, enseguida mete las manos, cierra, arranca y se van.

Los verduleros le regalan fruta muy madura y ella hace dulces.

En la última reunión de consorcio, su suegro dijo que a ella le molesta el olor a cera que sube por el aireyluz desde el salón de belleza.

domingo, 8 de agosto de 2010

El consorcio se reunió

Gustavo refunfuñó, Abi le gritó, OC golpeó el puño contra la mano dos o tres veces antes de decir "pago yo" y Kika escapó por el ascensor cuando llegó la pizza justo en el momento que Gustavo re-refunfuñaba: "Kika, esto es una locura" y ella lo dejaba sólo caja de cartón caliente en mano, ojos en el rectángulo/mirilla puerta tijera mediante: "Ya se, pero me tengo que ir".

Después de amenazar con demandas varias, también Gustavo se fue. No sin antes pedir un recibo por pago de expensas que nunca abonó.  Ocurrencias de gnomos resentidos. 

lunes, 19 de julio de 2010

Serenata

Domingo pasado. 6.30 am. Primero escucho voces masculinas a coro. Una serenata, pensé. No son usuales por acá y la hora era poco apropiada, pero todo puede ser.

Le puse la antención a la letra y escuché: "Yo tengo un sapo que se llama Pepe". Ahí entraron las voces femeninas: "que salta salta por todo el jardín". Luego voces femeninas y masculinas juntas "No tiene cola y es de color verde, no me hace caso siempre salta así".

Jóvenes alegres vagando por el barrio después de una noche "divertida".

En fin. Gracias Volkswagen.

martes, 13 de julio de 2010

A tomar el té con el Dr. G

Aparentemente es psiquiatra y neurólogo. Atiende y vive en el edificio hace tres años. Pero lo más destacable es que es cordobés y tiene un equipo de "tías" que lo asisten en la recepción de sus pacientes. Hay una que le tira besos a Ottito y le sopla la cara mientras sube en el ascensor apretada junto con el cochecito, Abi y yo.

Ayer el Dr. G se cruzó con Abi y Ottito en la puerta. En cuanto despidió al paciente dijo:"Parece que el té ese que hablamos no prosperó". Abi quiso inventar excusa pero no lo logró. "Estuvimos ocupados", ensayó mientras salía (y el Dr. sostenía la puerta).

"Bueno, nosotros somos sociables, los domingos estamos en casa, toquen el timbre una tarde y tomamos el té", insistió el Dr.G. Antes de cerrar la puerta preguntó:"Ustedes son abogados ¿no?"

Sereno dice que quiere presentar a su novia nueva. Yo ya la conozco, claro.

viernes, 9 de julio de 2010

El salón de belleza

En una esquina del edificio funciona un salón de belleza. Una chica baja abrir la puerta, otra atiende el teléfono, otras depilan y otras hacen otros tratamientos.

Abi dice que a veces huele a cera en el aireyluz de la cocina (que compartimos con el salón de belleza). A veces se escuchan conversaciones, si es que charlan en el patio.

Abi dice que es un aireyluz-tobogán de chicos que vienen al mundo. Primero las chicas del segundo. Después, la dueña del salón de belleza; después Ottito y hace unos días un flamante nuevo vecinito en el segundo también.

En los cuatro departamentos que dan a este aireyluz con olor a cera han venido nuevas gentes.

viernes, 2 de julio de 2010

Un enano viaja

Si. Un enano viaja y, claramente, no soy yo. Ya saben que prefiero la estabilidad de la tierra.

Y no. No voy a escribir hoy sobre el enano viajante de Amelie. No quisiera caer en ese tipo de lugares comunes (sobre todo porque por empezar, ni Vicente López, ni mi maceta son lugares comunes). 

Este es un enano nuevo, se los presento en la foto de la derecha. Evidentemente, es un enano que hace magia. Su varita y el cubo mágico lo indican sin lugar a dudas.

¿Qué hacía acá enfrente en Vicente López? Lo desconozco, pero ahí estaba estacionado en su medio de transporte, sobre la calle Roca. 

Él va de acompañante, parece que no maneja. Fijensé.







Viaja acompañado de extrañas criaturas. Una planta carnívora, torpedos y temibles perros.









Mundo raro el de ése enano.

lunes, 28 de junio de 2010

El extranjero

Volvió. Vestido de blanco haciendo contraste con su tez mestiza y caminando como si fuera el dueño del barrio.

El extranjero dice que pinta, pero lo cierto es que entra en las casas y se queda a vivir ahí un tiempo con la excusa de la pintura. O al menos eso hizo hasta hace unos meses.

Su mujer, una vecina de la vuelta, lo había echado de su casa. Por eso vivía en donde podía decir que pintaba y aunque pudiera terminar un trabajo rápidamente, lo estiraba hasta que supiera que tenía otra casa para pintar, otra casa para vivir. Además, guardaba su ropa en diferentes reductos ocultos del barrio (sótanos, terracitas desconocidas, departamentos abandonados en condiciones inhabitables).

Vivió casi dos años inventando problemas de secado de diferentes productos, pérdidas de agua en paredes  y otros eventos que alargaban su estadía en cada casa.

Hasta que la combinación de mentiras fue tal que ya no supo qué era verdad y qué no y empezó a confundirse: Pintó frentes bordó que debieron ser beige; marcos amarillos que debieron ser verdes; puertas azules que debieron estar barnizadas. La estética de los frentes del barrio corrió serios riesgos.

Ahí mismo se corrió la voz y tuvo que irse sin terminar muchos trabajos, porque la exasperación de los dueños de las casas era tan seria que con tal de no verlo nunca más, preferían no exigirle el trabajo correctamente terminado. En esa época se veían muchos dueños de sus casas colgados de andamios barnizando lucarnas de madera o pintando pérgolas en terrazas, un peligro.

Ahora pasea por Azcuénaga, saluda a los verduleros, los felicita por el triunfo de Argentina en el partido de fútbol. Sigue caminando y se queda charlando sobre fútbol con el de la mercería y el de la librería, como si fuera un vecino más que se fue y volvió para compartir con sus amigotes este gran momento del mundial.

Si su mujer no lo perdonó, ya lo tendremos devuelta diciendo que pinta.
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