miércoles, 27 de octubre de 2010

Sin palabras

Esta mañana Abi y Otto salieron a caminar un rato. A disfrutar de las veredas vacías. El Café de París cerrado. La Bola de Oro cerrada, los kioscos, la farmacia, la fábrica de pastas... todo cerrado.

Sereno y yo nos quedamos por las dudas que pasara el censista. 

Pasaron pocos minutos. Abi está acá abajo. Otto no se decide sobre si ir hacia las vías o hacia arriba. Suena el celular de Abi. Es Sereno. Le dice que murió Kirchner. Abi no lo puede creer. Habla fuerte. No lo puede creer.

Un hombre está estacionando un auto a pocos metros de ella. Está en un Honda Fit  y tiene anteojos oscuros. Mientras estaciona, mira a Abi (que le dice a Sereno que no lo puede creer) y asiente sonriente.

Cuando Abi corta la comunicación, el hombre se baja del auto y dice: "Si si, es cierto, murió Kirchner. Ahora falta que se muera la mujer."

Abi no le pudo decir nada. 

martes, 26 de octubre de 2010

Mamá C: sus encierros, sus escapes

Balcón
Mamá C está en el balcón. Un balcón cercado por una red (¿para que no se escape el gato?). Está sentada. Al lado, unas plantas. Al lado, el gato. Un gato peludo color marrón claro y blanco.

Empieza a caer la lluvia. Mamá C quiere entrar. Pero no puede. Golpea la puerta y grita: "Abrime la puerta, abrime la puerta, abrime la puerta".

Sigue golpeando.

Después de 10 minutos parece que alguien le abre la puerta (o por alguna otra razon deja de golpear y gritar).

Hall de entrada
Está a punto de empezar una reunión de consorcio. Llega Roberto C con Mamá C del brazo.
-Ya vengo- dice él.

Entran al ascensor. Se escucha que se abre la puerta de un departamento. Se escucha que se cierra la puerta de un departamento.

Llega Roberto C por la escalera al hall. Empieza la reunión. A los cinco minutos, se escuchan golpes violentos desde una puerta del primer piso. Se hace silencio en el hall. Los que saben miran de reojo sin mirar a nadie (pupilas a la derecha, pupilas a la izquierda). Los que no saben, miran de frente y preguntan qué pasa.

Roberto dice que ya viene y se apura por la escalera.

Aire
Sale Abi con Otto. Mamá C está en el hall. Comentan sobre el robo de la cadena de la bicicleta. Mamá C parece no escucharla, pero la acompaña hasta la puerta. Cuando Abi está saliendo, Mamá C se apura y le pregunta: -¿Puedo salir? Quiero ver un poco el aire.

Vereda
5 de la tarde de un día de primavera. Mama C en la vereda. Sale la secretaria del Dr.G, la ve y la saluda.
6 de la tarde del mismo día. Mama C en la vereda. Sale la secretaria del Dr.G, la ve y la saluda (otra vez)
7 de la tarde. Mismo día. Mama C en la vereda. Sale la secretaria del Dr.G, la ve y le dice:
-¿Todavía usted acá?
-Si -dice ella- estoy esperando a mi hijo.
Aquí la tienen.
-¡Vamos- dice la otra- usted está esperando que la primavera le traiga un novio!

Llaves
Mamá C sale del ascensor. Abi está entrando y le pregunta si quiere que le deje la puerta abierta.
Ella dice: -No gracias, tengo llaves.
Lo dice mientras la mira sonriente y triunfante (los ojos achinaditos miran hacia la izquierda y hacia arriba) y le muestra las llaves. (¡¿?!)

Charla
Abi y Mamá Nicomio charlan en la vereda. Mamá C está a escasos 20 metros. Las mira.

Llega Graciela, su hija. Mirando para abajo le dice:
-Vamos mamá, vamos a caminar.
-No, no- le dice ella- me quiero quedar acá.

Muñeca

Un día
Pasa Abi con Ottito y Mamá C dice:
-Qué preciosura, una muñeca.
-Es un varón señora- contesta Abi.

Otro día
Pasa Abi con Ottito y Mamá C dice: 
-Qué preciosura, una muñeca. 
-Es un varón señora- contesta Abi.

Y así sucesivamente.

(Pero) Ootro día:
Pasa Abi con Ottito y Mamá C dice:
-Qué preciosura, una muñeca.
-Gracias- contesta Abi.
-¿Cómo se llama?- pregunta Mama C.
-Otto, enfatiza Abi
-Ah! ¡¡¿¿Pero es un varón??!!!

Entonces...
Pasa Abi con Ottito y Mamá C dice:
-Qué preciosura, una muñeca
-Gracias- dice Abi.
-Ah! ¡No! Cierto que es un varón y yo siempre me lo confundo con una nena- recuerda Mama C.

Pero no.
Pasa Abi con Ottito y Mama C dice:
-Qué preciosura, una muñeca.

jueves, 21 de octubre de 2010

¿La Rusa pinta paredes o qué?

Esto se puede leer claramente en una pared de Roca al 900

Muchos pasan caminando por esa misma vereda y ni reparan en la inscripción.

Pero hay que mirar desde enfrente. 

¿Habrá un club de fans de La Rusa o será ella misma la que pinta?

(Si recién encontró este blog y quiere saber más sobre La Rusa y no hizo click en "La Rusa" arriba ni aca a la izquierda, puede hacar click aquí).

sábado, 16 de octubre de 2010

El pianista, OC y su novia

Aquí OC
OC y su novia están sentados en una de las mesas de la vereda del Café de París. Es sábado o domingo y el pianista está terminando su repertorio. OC se levanta y se acerca al piano. Habla con el pianista. Después se levanta el pianista, OC se sienta al piano y toca para su novia, que sonríe desde la mesa.

Aquí su novia

martes, 12 de octubre de 2010

Robo (¿y mensaje mafioso?)

Nota que aparece ahora en PB.
Cora cuida a Ottito cuando Abi se va. Cora llega, a veces, en bicicleta. Cora deja la bicicleta en la planta baja del edificio. Se queda tres horas y se va (en bici).


Esta vez se quedó dos horas y media. Salió Abi y yo también salí a dar una vuelta. La bicicleta es de paseo, verde oscuro y muy vieja. Tiene un candado de moto: una cadena muy gruesa cubierta con un plástico transparente y un candado muy grande que une ambas puntas.

Cora no ata la bicicleta, quién se la va a robar ahí, del lado de adentro de la puerta. 

Y lo cierto es que no se robaron la bicicleta, ni robaron el candado de la bicicleta. Se robaron la cadena: el dispositivo que une el movimiento de los pedales con el de las ruedas. 

Qué mal tino salir justo hoy que tenía que ver al ladrón. Pero me pregunto también:¿Lo habría visto entrar y salir si me quedaba? ¿O se trata de alguien que estaba adentro del edificio y sin salir ni entrar desde la vereda, salió de su departamento, sacó la cadena, entró en su departamento y se la guardó a la espera de una reacción?

Cora dice que la cadena estaba tan (o más) oxidada que el resto de la bicicleta. 

¿Ratero al paso o mensaje mafioso? 

viernes, 8 de octubre de 2010

El fizgón fue descubierto

Fui sorprendido. Fui observado por un vecino muy cercano sin que me diera cuenta.  

El martes noté que tenía un nuevo seguidor. Cuando hice click para investigar quién era y así pensar de dónde podría haber llegado, me encontré con un bello y flamante blog que escribe una mamá primeriza. 


No tuve tiempo de leer nada en ése momento (estaba tratando de no perderme una acalorada discusión política entre seis señoras mayores con muchas cirugías y un señor de anteojos y traje verde), pero esa noche (cuando ya acá abajo no pasaba nadie y podía sumergirme en las profundidades bloggeras tranquilo de no perderme nada) fui a ver ése blog otra vez sobre todo porque me atrajo el diseño y el nombre.

Leí las notas de la más vieja a la más nueva. Y fue ahí que descubrí que la vecina de acá arriba me conocía, me leía y hasta se había sentido tan inspirada por mí que había decidido escribir un blog.

Con ustedes, Mamá Nicomio (hagan click sobre Mamá Nicomio para ir a ver su blog). Se trata de la mamá del nuevo vecinito, de quien hablé en El salón de belleza 


Debo agregar que recomiendo la lectura de Mamá Nicomio. He leído varios blogs que versan sobre la maternidad, pero sinceramente, éste es el que más me gustó. Claro, corto, conciso y nuevito. 

lunes, 4 de octubre de 2010

El Ingeniero Pirincho

Con ustedes, Pirincho.
Pirincho es el apodo de uno de los verduleros. Es uno de los más viejos. Flaco, con bigotes largos hasta su labio inferior, sin dientes y el más ocurrente. Cuando alguien pregunta ¿Cuánto es? él responde el total de la cuenta y acompaña con el significado de los números en la quiniela.

Por ejemplo, si son veintidós pesos, él dice: -Dos, dos: los patitoooos. Si son cincuenta y cuatro, él dice: -Cinco, cuatro: la vacaaaa.

Pirincho está parado comiendo una mandarina. Apenas gasta energía en llevarse los gajos a la boca y masticar. No mueve un sólo músculo que no esté implicado en esa acción.

En eso se acerca una voz entusiasta que grita desde enfrente:

-¡Salió el 28! ¡Salió el 28!

No lo conozco. Está contento. Sonríe. Es oscuro, grande, gordo, tiene rulos, algo de barba y gotas de transpiración por toda la cara.  Por su chaleco anaranjado, supongo que es uno de los cuidadores del estacionamiento que está pegado a las vías, frente a la verdulería.

Y aquí, Puchero.
Todos los verduleros lo van saludando:
-¡Hola Puchero!
-¿Qué hacés Puchero?
-¿Ganaste algo Puchero?

Pirincho no se mueve de donde está, sigue comiendo su mandarina, no sonríe, no dice nada. Come mandarina y ahora también mira.

Puchero llega hasta donde está Pirincho y le dice:
-¡Jugué al 28 porque me dijiste que iba a salir y salió!
- ¿Cuánto ganaste Puchero?- le pregunta el flaco desde atrás de los bigotes que tapan su boca sin dientes.
-¡Cincuenta, todavía no fui a cobrar!- contesta el gordo que cierra la escena sentenciando:  -Pirincho, usted no es Pirincho, usted es el ingeniero Pirincho.

Y allí el ingeniero hace su gesto más esforzado. Sin reírse, asiente y al mismo tiempo se inclina hacia adelante en reverencia, como recibiendo aplausos.
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