lunes, 25 de julio de 2011

Piedra libre

Para uno de los verduleros jugando a la play en el local de juegos en red que abrió hace poco en donde antes estaba la perfumería Las Lilas.

miércoles, 20 de julio de 2011

Malentendido

-Yo pensaba que en tu casa tenías todo arreglado, no todo hecho un desastre- le dice Mama C a su hijo.

viernes, 15 de julio de 2011

China Town

Acá está la chinita, veanlá, 
pero para conocerla en persona,
vengan a Sonrisas
pidanlé un chau-fan. 
Toronto fue el primer mini-mercado chino de la zona, comandado por un joven chino: José. Después apareció Tokio, más chico y desordenado y con un chino menos joven a la cabeza: Hugo. 

Cuando la mujer de José no pudo estar más en la caja porque nació su segundo hijo, Li, la mano derecha de Hugo fue a ayudar a José y en la caja de Hugo apareció su sobrina: una chinita que usa guantes de látex, chaquetitas a cuadros y jeans tiro bajo. Es una chinita muerta de risa. A cada cliente un chiste, a cada comentario una sonrisa. 

A la chinita le gustó Vicente López y se mudó con su novio acá a la vuelta. Como si eso fuera poco, abrió una rotisería china en esta cuadra (con gato chino de la fortuna incluido). Se llama Sonrisas la rotisería, aunque a veces ella está en la puerta llorando a gritos en chino por celular. 

martes, 5 de julio de 2011

Horario de obra

Por alguna razón que desconozco, los de acá al lado creen que el horario para clavar clavos, cambiar vidrios, cortar azulejos (madera o laja), destapar cañerías, arreglar aberturas, pulir pisos o derruir paredes es de lunes a viernes de 14 a 16, sábados de 12 a 20 y domingos todo el día.

Eso si: El club de la pelea funciona de lunes a lunes, a partir de las 18 y hasta que las velas nu'ardan (si, eso también acá al lado).

miércoles, 22 de junio de 2011

En esta noche lluviosa

Un hombre joven pasa gritando:
-¡No, no pude llegar a las ocho! ¡Y bueno, no pude llegar a las ocho! ¡Porque estaba laburando no pude! ¡Porque te la pasás diciendo que no hay plata!- camina y le habla al teléfono mientras se cubre de la lluvia debajo de los toldos de los negocios.

Serán las nueve y media de esta noche invernal. La lluvia está fría. Él va sin paraguas. Es alto y flaco y sus gritos se escuchan muy claros a través de los vidrios de la ventana.

Una hora más tarde llueve más fuerte, afuera no pasan ni los autos y la misma voz rompe el silencio de la lluvia:
-¡Andate a la @·#*!&, la @·#*!&!

Camina hacia el otro lado. Va mucho más mojado.
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