viernes, 1 de abril de 2011

El Turco de arriba

El Turco vivía acá arriba. Justo acá arriba. Desembarcó en el edificio unos pocos meses después que nosotros y nos enteramos de la peor manera. Haciendo reformas en la cocina rompieron un caño y empezó a llover a través del techo del pasillo. Y como no vivían arriba todavía, tardaron dos o tres días en cerrar la llave de paso.

Unos treinti-muchos (o cuarenti-pocos) tendría el turco y venía con su mujer, a quien enseguida se vio embarazada. Primero un niño, luego otro.

Un buen día, el turco, que jamás participaba en nada que tuviera que ver con el consorcio, se mostró interesado por mejorar el edificio. Juntó unos pesitos puerta a puerta y como era arquitecto, trajo a sus proveedores de pintura para que pintaran pasillos, marcos y puertas de los espacios comunes; hizo buenas migas con Kika, que fue a comprar unas lámparas más cálidas para los palieres de cada piso; y por último, mandó a pintar el aireyluz que compartimos.

Poco después puso en venta el departamento, vendió y se fue.

Pero no.

Ahora trabaja acá a la vuelta en un estudio de arquitectura que se dedica a reciclar casas antiguas. Lo veo pasar. Mira la terraza. Sabe que está recién pintada, pero que nos queda todavía pintar la pérgola. Pasa hablando con algún compañero de trabajo y comenta que se mudó de acá porque estaba harto de OC, y de la cantidad de veces que habría la puerta de su departamento entre las 7 y las 7,30 de la mañana. Lleva a jugar a los chicos a la plaza, se toma el tren en la estación.

¿Será consciente de que la combinación de colores de marco y puerta que eligió es de bastante mal gusto? ¿Estará al tanto de que a las pocas semanas de vendido el departamento, la flamante pintura del aireyluz se lavó con la primera lluvia?

Para saber sobre otros que nunca se fueron del barrio, hagan click acá.

5 comentarios:

  1. Dicen que no sólo estaba al tanto, sino que desde la primera pincelada era perfectamente conciente del carácter efímero de esa pintura.

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  2. Coincido don Bustos. Una pintura tan efímera como La Hojarasca ¿No?
    http://filosofia-y-justificaciones-del-vino.blogspot.com/search/label/La%20Hojarasca

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  3. Seguramente que sabía lo de la pintura, pero sobre todo sabía que si pintaba el edificio, su departamento conseguiría mejores ofertas. ¿Para que gastar en pinturas eternas si se iría pronto?

    Así que es otro de los que se fue pero se quedó. Son varios ya.

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  4. Si Ana. Un chanta de décima. ¿Porqué no decirlo con todas (y cada una) de las letras?

    Además, como arquitecto me parece que no es muy bueno porque no tiene muy buen gusto.

    Saludos!

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