martes, 1 de noviembre de 2011

Se fue el zapatero

No recuerdo haberles contado jamás, pero acá abajo, justo acá abajo, al lado del kiosco, funcionaba (históricamente) un local de arreglo de zapatos. 

Primero estaba el zapatero y su aprendiz. Luego el zapatero se fue y le dejó el negocio al aprendiz y sus secuaces.

En principio todos ellos buena gente, pero también todos ellos con pocas señales de higiene (ni personal, ni del local, ni de costumbres). 

En las siestas se escuchaban los martillazos lejanos que no eran otra cosa que el zapatero en sus zapatos. Y en las noches se adivinaban las tintas enjuagadas en la pileta del patio: voces y aguas.

Pues no más. Puro silencio ahora en el aireyluz (salvo por las rusitas cantando la canción de Los Pitufos y las chicas del salón de belleza destrabando amores y desamores entre clienta y clienta).

2 comentarios:

  1. ¿Lo extrañás? ¿O es una golondrina que no deseás que vuelva?

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  2. Una golondrina que mejor perder que encontrar Ana, pero temo por lo que puedan hacer abajo. (obra a la hora que se les ocurre, instalar un negocio que tengamos que hacer desaparecer vía judicial porque está en contra de las normas del consorcio... etc...)

    Saludos y bienvenida!

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