miércoles, 1 de febrero de 2012

Joaquín y Marisa

Usan sábanas blancas. Una lisa, una con una pasamanería, una con un borde celeste, una con un broderie.

Usan toallas blancas. Una lisa, una con tramas a rallas o con pequeños cuadrados, pero siempre blancas.

Llevan a lavar sus sábanas y toallas al lavadero de la esquina.

Las señoras del lavadero ponen las sábanas de Joaquín en una máquina y las de Marisa en la de al lado. Cuando están listas, las de Joaquín van hacia la izquierda y las de Marisa a la derecha. Una especie de gesto automático para no mezclar las prendas de diferentes clientes.

Pero algo pasa. Un teléfono, una clienta, un mate, o algo así.

Se cruza una mano de izquierda a derecha y otra de derecha a izquierda. Nadie lo nota. Se arman los paquetes, se les pone el nombre a cada uno y salen las sábanas a cada cama y las toallas a cada baño.

Y nadie lo nota.









3 comentarios:

  1. Es que... ¡son todas blancas!!

    Lo bueno sería que lo notaran y que -cual Cupido lavandero- se encontraran para intercambiarlas y terminaran enredados entre esas sábanas indiscriminadamente blancas. ¡Ah, estoy romántica hoy!

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  2. Buena entrada... pronto habra un choke, de eso que akí llamamos: amor a primera vista y zas...el amor fluirá.
    Un abrazote.
    Tarapoto PERÚ

    nurinotas.

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  3. Pero chicas... ¡Ellos ya tienen sus respectivas parejas! ¡No me armen lío che!

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