martes, 8 de noviembre de 2011

Parió la abuela

Abi supo que algo raro había cuando vió por la mirilla la cara de alguien que  no conocía mientras la voz del otro lado de la puerta le decía que se llamaba Germán C. ¡Si ella conocía a todos los C y ninguno se llamaba Germán, ni tampoco tenía esa cara!

Mama C, la habitante más añosa del edificio, vive en el departamento de al lado con Graciela, su hija. Roberto, hermano de Graciela, vive en el departamento que esta cruzando el pasillo. Finalmente OC, primo de Graciela y Roberto, vive en el piso de arriba. ¿Quién era este nuevo C?

Dudó en abrir la puerta, pero supuso que si había entrado ya al edificio, no estaría tratando con un completo extraño. 

-Hola, qué tal, yo soy Germán C, el dueño del local del zapatero que queda justo abajo de este departamento- así se presentó el nuevo C.

Abi suponía que el dueño de ése local sería un hombre grande y despreocupado que había dejado a sus endémicos inquilinos la potestad para hacer lo que quisiesen en su propiedad. Por eso, encontrarse con un hombre que no llegaba a los cincuenta le pareció extraño.

Germán llegaba a contarle a Abi que el zapatero se iba y que el local quedaba libre para alquilar después de 34 años de estar alquilado por el mismo inquilino; que efectivamente ése alquiler había comenzado con su padre, dueño original del local, y que a la muerte de su padre, él había heredado la propiedad con el alquiler y efectivamente nunca había hecho nada. 

Y probablemente no llegó para contarle que era hermano de Graciela y de Roberto, pero la conversación llegó hasta allí. Hermano por parte de padre. Hermano probablemente 15 o 20 años menor.

Conversaron en el borde de la puerta, un poco en el pasillo, un poco en la recepción. Otto circulando, entrando y saliendo. Hasta se asomó Mama C cuando escuchó que había charla y se saludaron con sonrisas.

Se fue diciendo que Graciela siempre tuvo muchos problemas, que sus inquilinas hacen lo que quieren en sus locales aunque muchas veces estuvieron a punto de rescindirles el contrato y hacia al final deslizó cierta intención que tiene él de que Abi corte unas plantas que caen del balcón hacia abajo y le ensucian un poco el toldo.

martes, 1 de noviembre de 2011

Se fue el zapatero

No recuerdo haberles contado jamás, pero acá abajo, justo acá abajo, al lado del kiosco, funcionaba (históricamente) un local de arreglo de zapatos. 

Primero estaba el zapatero y su aprendiz. Luego el zapatero se fue y le dejó el negocio al aprendiz y sus secuaces.

En principio todos ellos buena gente, pero también todos ellos con pocas señales de higiene (ni personal, ni del local, ni de costumbres). 

En las siestas se escuchaban los martillazos lejanos que no eran otra cosa que el zapatero en sus zapatos. Y en las noches se adivinaban las tintas enjuagadas en la pileta del patio: voces y aguas.

Pues no más. Puro silencio ahora en el aireyluz (salvo por las rusitas cantando la canción de Los Pitufos y las chicas del salón de belleza destrabando amores y desamores entre clienta y clienta).

martes, 13 de septiembre de 2011

Volvieron las golondrinas

Me refiero a La Rusa y sus hijas, que en el invierno local habían volado a Europa del este. Durante su exilio, llegaban cartas para el hombre de la familia, el padre de las chicas, en sobres de colores escritos con lápices dorados. La Rusa y las rusitas era el remitente y la estampilla alguna bella rareza. El conjunto, una obra de arte hippie/pop.

Pero en fin. Volvieron. Volvieron las risas y llantos en el aireyluz. Volvió la camioneta con el símbolo Om. Los dibujos de niñas pegados en pasillos y escaleras. Las discusiones breves y tiernas a medida que suben en el ascensor.

sábado, 27 de agosto de 2011

Abono


Estimados vecinos,



Parece que es un tema recurrente en los consorcios.
Eso si, en este la originalidad está en el lugar en que
aparecen "los regalitos".
Les escribo porque he descubierto que alguno de nosotros ha decidido "abonar" las plantas de los canteros del hall de entrada con caca de perro. Entiendo que a alguien le pueda parecer "natural" o "práctico" dejar la caca de perro en el cantero del hall de entrada, pero con todo respeto, invito a quienes están abonando las plantas de esa forma, a que:


a. así como han puesto allí esa caca de perro, se la lleven y
b. que si quieren ser prácticos y naturales, abonen así las macetas de sus propios departamentos. 


Saludos poco cordiales (a cara de perro).


Abi

Así se dirigió Abi a sus vecinos ayer a la mañana. Se olvidó de mencionar, que si de jugar sucio se trata, Otto tiene dos años y todavía usa pañales y la entrada del edificio es nuestra área de cobertura desde arriba.



miércoles, 3 de agosto de 2011

Sobre gustos...

No está muy buena la comida que hacen en la pescadería. Con el pescado crudo todo bien, pero la paella, el pulpo a la gallega... maso.
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