OC solía vivir con una mujer de su edad (alrededor de 50) que no era la madre de su hija. Su vecina contigua contaba que se gritaban y se gritaban y escuchaba todo perfecto por la medianera de la cocina.
La mujer era pelirroja. Tenía un pelo tan perfecto que parecía el de una muñeca. Flequillo, ondas en las puntas, brillo en todo el pelo. Siempre la veía con un piloto marrón claro (aunque no lloviera). Siempre con gesto oscuro en la mirada. Salía temprano y volvía tarde.
Una vez que vio a la administradora por los pasillos, le pidió por favor que obligara a OC a dejar entrar a los fumigadores. Dijo que había tantos bichos y que ella ya no podía vivir en ese desorden. Le dijo "venga, pase, mire. ¿A usted le parece que yo tengo que vivir en semejante mugre?"
Quienes vieron la puerta del departamento de OC abrirse para los ojos de la administradora, comentaron acá abajo en la entrada (pensando que nadie escuchaba, claro), que a medida que se ampliaba el ángulo de apertura, se ampliaba la posibilidad de ver desorden y suciedad a tal punto que era difícil entender como alguien podía vivir allí.
Poco después la pelirroja desapareció y también los gritos entre ellos.
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