martes, 9 de noviembre de 2010

Calor

Esta foto no la saqué el domingo a
a la noche, pero sepan que es parte
de nuestra bella terraza.

El domingo hizo mucho, mucho, mucho calor. Yo me quedé en el balcón, pero Abi, Sereno y Otto salieron. Cuando volvieron ya era de noche y subimos todos a la terraza. Corría un aire casi aliviante, la noche estaba clara todavía y se recortaba perfecta una uña finita de luna creciente.

Abi se abstrajo. Mientras volvía a la realidad comentó con Sereno que esa tarde se había sentido como en una película de Lucrecia Martel.

Creo que la terraza tiene
detalles poéticos como por
ejemplo, esta canilla.

Habían estado en el jardín de su madre. Otto en malla jugando con la manguera abierta sobre la laja caliente. Abuela (de Abi) levantándose para llamar a su casa (en donde vive sola) para avisar que estaba allí (y no allá, en su casa). Padre (de Abi) yendo a dormir la siesta, hermana jugando con sobrina a vestirse con ropa de cuando eran chicas las que ahora son grandes, buscando un traje de baño para que sobrina acompañe a Otto con la manguera sobre la laja, resignándose y saliendo a mojarse en bombacha propia y musculosa prestada. Madre terminando el pote de helado, rodete alto, ofreciendo café (otra vez).

-Sí sí- dijo Sereno- todo eso, pero sobre todo, el calor.






4 comentarios:

  1. me encantaron los detalles de tu terraza vicente!! como siempre te pasas con la narracion, tan rica en detalles y sucesos!!! muy bueno!! segui deleitandonos con tus historias de todos los dias!! Ranita.

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  2. Gracias Ranita! Igual, como siempre te digo, estaría mejor acompañando si estuvieras chapoteando por acá.

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  3. Y me llevó al recuerdo de la vuelta del flaco Oliveira a Buenos Aires, a un día de mucho calor, con un puente improvisado y una mujer tambaleando sobre un tablón. Y me llevó bastante derecho, siendo que esta Rayuela que ahora tengo al lado no es la edición que había leído. Sí, llegué, en un libro extenso, en un segundo o tercer intento, a las páginas en cuestión. Y recordé que había un paquete de yerba, que Oliveira había estado enderezando clavos y que me había dejado el chiste recurrente de la autosugestión durante el calor: "'Qué frío bárbaro hace', se dijo Oliveira que creía en la eficacia de la autosugestión."

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