jueves, 10 de junio de 2010

Sin sujeción

Hubo fumigación y me escapé como rata por tirante. Bajé por el balcón y caí en el cochecito de Ottito llevado por Abi. Entramos en una casa de ropa de surf/playa/skate que hay sobre Azcuénaga. Abi empezó a mirar los percheros pasando prenda por prenda, mirando precio por precio.

Entra un señor grandote canoso y panzón de unos 45/50 años y le pregunta al vendedor si tiene cinturones como para él. Le explica que está en una emergencia porque se le rompió el que tenía y no sabe donde comprar otro por ahí. Obviamente no era del barrio, estaría trabajando o de paso, quien sabe.

Aclaro: El vendedor es el que esperan ver en una casa de este tipo: jóven, simpático, dinámico, algo que nos recuerde a un locutor de la 101.5. El señor, de esos hombres peludos que usan el pantalón abajo (bien abajo) de la panza.

El vendedor le muestra un cinturón como de lona (azul). El hombre dice que el tamaño está bien, pero (parece que no le gusta mucho) pregunta si es el único que tiene.  El vendedor le explica que si, entonces lo mira unos segundos y le pregunta cuanto sale. "Treinta y cinco pesos", dice el vendedor.

"¿No me ayudás a pasarlo?" Pregunta el señor grandote peludo con jean tiro bajo casi mostrando la raya. El vendedor (no sin asombro) le dice que si y le va pasando el cinturón, precilla por precilla. Cuando termina, intentan cerrarlo y queda muy justo.

El vendedor chequea el recorrido del cinturón, ve que está girado (claro, lo pasó tan rápido) y le explica al señor (que se la pasa dando explicaciones de esta compra urgente que tiene que hacer) que seguro cuando lo acomode y lo pase correctamente va a cerrarle bien.

El hombre grandote peludo paga y va saliendo con el cinturón girado atrás y abierto adelante. Entonces el vendedor (¿conmovido?) le pregunta si quiere que se lo acomode. El hombre dice "si, gracias" y ahí está entonces de vuelta el vendedor en la cintura del otro.

El comprador (ya sin explicaciones) quedó en silencio. Mientras el vendedor trabaja con las precillas hace un comentario al pasar (supongo para romper el silencio): "Se quedó sin sujeción", dice. Y ahí el hombre responde y vuelven a hablar de urgencias y contratiempos.

2 comentarios:

  1. Vivente!!! decile al vendedor de ese negocio de ropa, y a todos los vecinos que esten atentos, ese señor cincuenton es Eduardo, anda por todos lados zamarreando gente!! se divirte tomandolos por los hombreos, los brazos las piernas....y los sacude como si fueran trapos, tiene mucha fureza y la gente termina haciendo lo que el quiere para no ser sacudida, no es malo pero tiene obsesiones raras, tengan cuidado.

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  2. Ay Mayu, menos mal que nos avisás, voy a apelar al volanteo y las pegatinas con un texto que diga algo así:

    "Ojo. Anda suelto cincuentón con obsesiones raras y cinturón de lona azul. Responde al nombre de Eduardo. Se divierte zamarreando gente como si fueran trapos. Si lo ve, mandeló a otro barrio."

    ¿Qué te parece?

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